En la “Guía del autoestopista galáctico”, publicada en 1978, aparecía la idea del “traductor universal” literalmente hablando. El pequeño Babel Fish era una criatura que transformaba los sonidos de cualquier idioma del universo en un lenguaje entendible para el anfitrión.
Desde luego, a pesar de haber millones de especies por descubrir en el planeta, es poco probable que encontremos una especie que haga algo parecido. Sin embargo sí que se han ideado sistemas que simplifican la comunicación en situaciones donde el idioma es un problema. Con el auge de los smartphones, aplicaciones como Google Translate traducen automáticamente del habla al idioma que se precise, y existen otras aplicaciones, tanto para Android como para iPhone, que traducen automáticamente los textos que captura la cámara. Una nueva barrera social derrumbada por la ciencia-ficción, que ya no es tal ficción.
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